La inteligencia emocional es un don que
no todos tenemos, pero que todos podemos
desarrollar.
Consiste
en estar en contacto con nuestras emociones, conocerlas y comprenderlas, para conocer
y comprender mejor a los demás. Pero sobre todo, tiene que ver con mantener esas emociones bajo control.
De todas las emociones negativas que existen,
es quizás la ira la más destructiva. Cuando "vemos todo
rojo", se desata esa bestia que
todos llevamos dentro y cometemos errores que pueden salimos muy caros.
Porque
es en esos momentos de coraje cuando hacemos o decimos cosas que después, cuando
vuelve la calma, nos hacen arrepentirnos, a veces cuando ya no hay marcha atrás.
Es
muy importante que te entrenes para dominar ese mal carácter, sobre todo si eres una persona explosiva, que tiende a
enojarse con facilidad.
Cuando el hombre (o la mujer) se
enojan, dejan de pensar y simplemente reaccionan agresiva o defensivamente.
Esto no es bueno para nadie, y puede
resultar nefasto para tus planes.
¿Cuántos
buenos empleos se han perdido por un estallido de coraje?
¿Cuántas
buenas relaciones se han echado a perder por un momento de ira?
¿Cuántas
parejas que se aman se han separado a causa de algo hecho o dicho en el momento
fragoroso de la indignación?
Cuando
sientas que estás a
punto de estallar, respira profundo, y cuenta despacio del diez al uno. Si
el enojo es mucho, cierra la boca y salte a dar una vuelta, o cuando menos busca un poco de soledad
hasta que te calmes.
No permitas que
tus emociones te dominen. No dejes que la ira eche a perder cosas que has
logrado con tanto esfuerzo.
No se trata de que te conviertas en un
témpano de hielo, pero sí que seas tú, y no tus emociones, quien tenga las riendas en la mano en todo
momento.
De
otra manera, podría
ocurrir que por un exabrupto bajes rodando varios peldaños de la escalera del éxito.
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